El doctor Gregorio Marañón predijo en un artículo algo que luego
se demostró científicamente: si alguien
se esfuerza por cambiar su expresión facial, por ejemplo, con una sonrisa, el
estímulo llega al cerebro y esto hace que se modifique también el estado de
ánimo.
Esta acción tan simple (una sonrisa) es capaz de generar un
impacto positivo que puede llegar a modificar el estado de ánimo de una
persona.
Así de fácil y así de sencillo.
La actual situación económica ha dado lugar a nuevos entornos de complejidad
e incertidumbre en los que conviven los mercados, las empresas y las personas.
De todos ellos, son las empresas, las que deben de ser muy
conscientes de la necesidad de definición e implementación de determinados y
concretos procesos de cambio.
Procesos que les permitan asumir con éxito la gestión de esta
incertidumbre, y que deben estar identificados en su Capital Humano:
LAS PERSONAS, a las que todo esto les va afectar, influir y como consecuencia de ello también a la Organización, por su impacto directo en sus
objetivos de crecimiento y
productividad.
Procesos en los que se deberá identificar el papel que van a desempeñar todos y cada uno de los componentes
de la organización, cuál va a ser su aportación y por supuesto su impacto en los
resultados.
Procesos que se van a caracterizar por una eficiente
comunicación de objetivo obtener de las personas, el nivel de compromiso, motivación e implicación, necesarios para asumir
con éxito, estos procesos de cambio y transformación. Comunicación en la que
debe predominar la Transmisión de Confianza y el Optimismo.
Pero para todo lo anterior va a ser fundamental la Actitud de las personas, su predisposición
y sus decisiones personales, con las que producirán las acciones con las que van
adaptarse a estos procesos de cambio de una forma activa.
Actitudes condicionadas por el estado de ánimo y la confianza
en uno mismo y que van a tener una influencia directa en la toma de dichas
decisiones.
Estados de ánimo que, con toda seguridad y como ya está comprobado,
se van a transmitir y contagiar.
Decisiones en las que deberán evaluar lo positivo, lo negativo. De
sobra es conocido que en muchas ocasiones, cuando nos comunicamos, se suele hablar más de lo negativo que de lo positivo, por
ello muy probablemente predomine una actitud con tendencia pesimista, se verán más las
amenazas que las oportunidades.
Motivo por el cual se debe, en la medida de lo posible,
alcanzar, desarrollar un estado de ánimo optimista, con el objetivo de tener la
capacidad de evaluar, tanto lo positivo como lo negativo. Ser conscientes y estar
en disposición de descubrir lo mejor de cada alternativa.
Optimismo con el ser capaces enfrentarse a un complicado
presente y un futuro incierto, con el entusiasmo y la confianza (en
uno mismo) imprescindibles para hacer frente a esta situación de adversidad.
Porque está comprobado que las personas con estado de ánimo más
optimista (aptitud positiva) superan mejor las adversidades, tienen mayor
capacidad para encontrar una solución, mayor control en una determinada situación,
tienen sentido del humor, etc.
Y todo esto tiene sus
beneficios para la organización: los estados de ánimo optimistas, provocan dan
lugar a personas motivadas y comprometidas, más productivas y creativas y esto tiene su
impacto en los resultados.
"Todas las crisis encierran
peligro y oportunidad. Con independencia de la peligrosidad de la situación, en
el corazón de cada crisis se esconde una gran oportunidad. Abundantes
beneficios esperan a quienes descubren el secreto de encontrar la oportunidad en
la crisis." ANTIGUO PROVERBIO CHINO
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